Emergencia de salud pública por opioides

En el marco de la pandemia por COVID-19 algunas personas con trastorno por consumo de opioides han recurrido al alcohol o las benzodiacepinas como un sustituto temporal de la falta de acceso a los opioides.

Respecto al tema, Brandon Marshall, profesor asociado de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, opinó, "este es un momento peligroso para las personas con trastorno por consumo de opioides".

"Las interrupciones en el suministro de medicamentos y falta de ingresos para comprar opioides ilícitos podría haber provocado una caída en el consumo de drogas durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, esto podría provocar un aumento de las sobredosis en los próximos meses, debido a que la tolerancia disminuye después de un período de no uso, lo que aumenta el riesgo de sobredosis una vez que las personas continúan tomando opioides en sus dosis anteriores”, agregó.

La adicción es una enfermedad de aislamiento, y aunque los programas de recuperación han recurrido temporalmente a la telesalud, a citas en línea o por teléfono para continuar con los servicios, es más fácil para los participantes desconectarse a través de estos métodos que a través de sesiones en persona, comentó Ernest Dole, farmacéutico clínico en el Centro de Consulta y Tratamiento del Dolor de los Hospitales de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque.

Por último señaló que las personas que están comprometidas a obtener ayuda aún deberían tener éxito en este escenario, pero para aquellos menos interesados, podría ser más fácil deslizarse. Para esas personas, las reuniones en persona más pequeñas que se adhieren al distanciamiento social son más útiles.