Tras dos años de pandemia, la industria de la salud ha demostrado una resiliencia histórica y sin opción a claudicar. Sin duda, esta crisis ha sido motor de transformación acelerada para adecuar infraestructura, capacitar a los profesionales con nuevas habilidades médicas, empoderar al paciente, entre otros aprendizajes que hoy muestran otra cara de la extensión de servicios médicos.