Por Luiz Reis, director de Crecimiento de Operaciones Internacionales de Bionexo Latam
La Inteligencia Artificial (IA) es una realidad que forma parte de nuestro presente. Actualmente, las máquinas y los sistemas pueden tomar decisiones “inteligentes” a partir de procesos realizados (aprendidos). Gracias a la IA ya existen autos sin conductor, servicios inteligentes de atención al cliente, apps en los celulares que nos envían cierta información porque predicen nuestros gustos y rutinas.
Hoy en día, hay organizaciones del sector salud que utilizan IA, programas y mecanismos que perciben y procesan datos para entender el entorno del negocio, de modo de predecir problemas/escenarios y determinar la mejor solución para resolverlos, en función del objetivo a cumplir. De hecho, es considerada la tecnología que “aprende” y ayuda a tomar mejores decisiones.
Ahora bien, la clave de la implementación de Inteligencia Artificial se basa en cuatro pilares:
- Algoritmos genéticos; son similares a la secuencia de pasos con la que se forma el ADN.
- Redes neuronales artificiales; con nodos de conexión que simulan el cerebro humano.
- Razonamiento lógico; equiparable al pensamiento abstracto.
- Búsqueda del estado solicitado eligiendo entre las distintas posibilidades; algo similar a las decisiones que debe evaluar un ajedrecista antes de hacer un movimiento.
Vale destacar que esta tecnología no viene a reemplazar el trabajo que desarrolla una persona, por el contrario, es una herramienta para potenciar su productividad porque procesa gran cantidad de información en tiempo récord y -con foco en lo que se necesita específicamente en el área- contribuye a que esa persona pueda tomar mejores decisiones.
En lo que se refiere a la IA aplicada en el departamento de compras y abastecimiento del sector salud, sirve para entender lo que sucede en un ambiente dinámico con millones de datos, detectar patrones para eficientizar la compra y el armado de stocks a partir de comportamientos, planear mejor el inventario y optimizar costos.
Para un mejor aprovechamiento de sistemas inteligentes, las organizaciones -especialmente aquellas involucradas en la industria de salud- deben promover la gestión del cambio y el desarrollo de nuevas capacidades en su equipo de compras. Los departamentos de Supply Chain hace tiempo que tienen en cuenta la IA en su operatoria. Incluso, se está hablando de “compras cognitivas”, ya que los sistemas permitirán hacer predicciones y asumir también el análisis de millones de datos presentes en Internet, previendo información futura muy útil, por ejemplo, en la compra de materias primas o commodities. Este conocimiento promueve la posición estratégica de una empresa en el mercado, ya que puede emitir una orden de compra en el momento más rentable.
Para el vendedor, la IA tiene muchas ventajas: rastrea los hábitos y las compras de los clientes, lo que permite que el sistema prediga lo que cada usuario desea adquirir, la reiteración de compra, estacionalidades, etc. Se trata de una tecnología que sabe qué vender, porque conoce los detalles de comportamiento de los clientes.
Hoy el mercado de salud es más maduro y utiliza soluciones digitales enfocadas en la estrategia de gestión. El tiempo es un recurso escaso, la IA es clave para acelerar los procesos alcanzando eficiencia y transparencia. Si se va a aplicar “inteligencia”, debe hacerse de punta a punta: equipo de personas, procesos, análisis de datos, decisiones y sistemas.
En cuanto al abastecimiento de una empresa de salud, la digitalización de la compra es el primer eslabón de la cadena. Tener un sistema único con toda la información de compras al que se le aplique IA, algoritmos para analizar el escenario y encontrar el mejor camino para la gestión es fundamental; contribuye a mayor agilidad y eficiencia en la gestión.