PET/CT en el Servicio de Endocrinología y Medicina Nuclear del Hospital Italiano de Buenos Aires

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En ese momento, el PET/CT se trataba de una metodología que tendría gran explosión en el campo médico, por su utilidad, y no nos equivocamos" afirma el profesor Parysow.

PP: ¿A qué se dedica el Hospital Italiano, donde usted trabaja?
Dr.: El Hospital Italiano de Buenos Aires pertenece a la comunidad italiana Argentina, con 150 años de vida, es decir, con una fuerte tradición e importante prestigio médico-científico. Laboran en él alrededor de dos a tres mil personas, entre médicos, personal administrativo, etc. Se trabaja con la seguridad social, básicamente, y los sistemas de obras sociales y de prepago. Se atiende también a pacientes particulares y población propia usuaria del hospital, ya que la institución tiene un sistema cerrado de prepago, con socios que pagan una cuota mensual y, por lo tanto tienen el derecho a ser atendidos. El hospital posee más de 100 mil asociados, es decir, que trabaja con una población importante, y cerca de 400 camas, que están ocupadas en su totalidad, tanto, que en este momento tenemos un déficit de camas y se está buscando la manera de compensarlo.

PP: ¿Qué tipo de patologías se atienden en el Hospital Italiano?
Dr.: Es un hospital polivalente, donde se atiende todo tipo de patologías, desde sencillas, hasta trasplantes cardiacos y hepáticos. Fue el primer centro en Argentina que hizo trasplante hepático, tanto en adultos como en niños. Es decir, atendemos desde la más baja hasta la más alta complejidad.

PP: ¿Cuándo empezó a funcionar el servicio de medicina nuclear en el Hospital Italiano?
Dr.: Desde la década del 70. Trabajo en el Hospital Italiano desde hace 28 años, y ya en ese entonces existía el servicio de medicina nuclear, es decir, hace más de 31 años.

PP: ¿Cómo está organizado su servicio de medicina nuclear?
Dr.: El servicio esta organizado en conjunto con el sector clínico de endocrinología. Así comenzó hace 30 años. En ese tiempo la medicina nuclear tenía mucha relación con la Endocrinología, debido a sus aplicaciones en esta especialidad, y en la actualidad los dos servicios continúan unidos.

La estructura específica de medicina nuclear es la siguiente: trabajamos cuatro profesionales del staff, dos becarios y seis técnicos, con dos equipos, una cámara gama convencional planar, y el otro una cámara gama SPECT. Hacemos aproximadamente 500 estudios mensuales, que van desde análisis sencillos hasta los más complejos, de ganglio centinela y SPECT de distintos órganos. La tomografía por emisión de positrones (PET) es un emprendimiento conjunto de los servicios de diagnóstico por imágenes y medicina nuclear, y la operamos en conjunto. El equipo PET está instalado en el área de resonancia magnética.

PP: ¿Por qué allí?
Dr.: Primero, en nuestro servicio no teníamos espacio físico para poder hacerlo. Segundo, como inicialmente se planteó la instalación del equipo para hacer fusión con tomografía computarizada (CT), debíamos asociarnos los dos servicios para hacerlo en conjunto; por un lado los exámenes de medicina nuclear, y por el otro, los de CT. El área de resonancia magnética se modificó y amplió, para alojar el equipo PET, el CT e instalar el computador que se requiere para la fusión del CT y el PET, y toda la infraestructura necesaria para operar con material radioactivo, etc.

PP: ¿Es usted especialista en medicina nuclear y endocrinología?
Dr.: No, soy especialista en medicina nuclear.

PP: ¿Y en este momento usted está a cargo del Departamento de Medicina Nuclear?
Dr.: No, en la actualidad soy el subjefe del servicio y estoy a cargo de medicina nuclear. La jefe de endocrinología y del servicio es la doctora Cabezón, que sí es endocrinóloga. Funcionamos como un servicio único, con dos sectores. En el área de endocrinología también manejamos laboratorio de radioinmunoanálisis y densitometría.

PP: ¿Hace cuánto tiempo empezó la parte de medicina nuclear relacionada con el PET en el hospital?
Dr.: El PET se instaló en el 2003, y comenzó a operar en marzo del mismo año.

PP: ¿Por qué se instaló? ¿Qué los llevo a instalar el equipo?
Dr.: El hospital es una institución muy importante dentro del ámbito de la salud de Buenos Aires. Atiende una población muy grande, maneja muchos pacientes oncológicos y cuenta con equipamiento de última generación en distintas áreas, por lo tanto, creíamos que para estar a tono con la vanguardia y con lo nuevo en la especialidad, debíamos instalar la tomografía por emisión de positrones. Empezamos a hablar sobre este tema desde el año 2001, pero, como usted sabe, en nuestros países es muy difícil acceder a este tipo de procedimientos tan costosos, y más con la infraestructura que se necesita, como la provisión de los marcadores radioactivos, que tiene una vida media muy corta. En ese momento, la Comisión Nacional de Energía Atómica no estaba produciendo flúor-18 y 18 flúor deoxiglucosa (18F-FDG). Tenía la intención de hacerlo, y empezamos las conversaciones. En un momento dado, el hospital estuvo a punto de adquirir un ciclotrón, en vista de las dificultades para la implementación por parte de la Comisión Nacional de Energía Atómica, pero después vino la gran crisis en Argentina, en los años 2001 y 2002, y desistimos del proyecto ciclotrón. Inclusive, ya se había empezado a dar marcha atrás en el proyecto del PET. Finalmente, el hospital decidió seguir adelante, la Comisión Nacional de Energía Atómica garantizó la producción de los marcadores y el hospital, en conjunto con los servicios ya mencionados, de medicina nuclear y diagnóstico por imágenes, compró el PET y un CT. En ese momento los híbridos acababan de salir al mercado y los costos era imposibles; entonces, se compraron dos equipos separados, un PET y un CT helicoidal, que trabajan en conjunto, además de una estación de trabajo, con un software para la fusión de las dos modalidades. Entonces, tenemos PET con CT, fusionado por software.

PP: ¿Y qué PET tienen ustedes?
Dr.: Tenemos un ECAT ART (Siemens). Es un equipo con detectores de BGO (germanato de bismuto), un anillo parcial y otro anillo doble parcial rotatorio.

PP: ¿Qué quiere decir anillo parcial?
Dr.: Anillo parcial quiere decir que el anillo de sectores no es completo, sino incompleto. Es uno de los primeros equipos diseñados por Siemens, con un relativo menor costo, al compararlo con los de anillos completos.

PP: ¿La resolución de las imágenes y su exactitud cambia con respecto a los de anillo completo?
Dr.: Los de anillo completo, obviamente, tienen mejor resolución, siempre y cuando trabajen con una modalidad de adquisición de imágenes bidimensionales (2-D). Si trabajan con imágenes tridimensionales (3-D), que es la tendencia actual, la resolución no difiere demasiado, con los detectores BGO. Lógicamente que un equipo de anillo completo es mejor que uno de anillo parcial. No obstante, para nosotros el equipo tiene un excelente rendimiento y una resolución comparable a cualquier otro instalado hasta el momento.

PP: ¿Es posible adaptar el equipo que ustedes tienen a uno de anillo completo
Dr.: No, con este equipo no. En ese caso, lo mejor es adquirir otro equipo, un híbrido.

PP: ¿Fusionan los híbridos las imágenes del CT y el PET en un solo equipo?
Dr.: Sí, el híbrido significa que en un mismo gantry están los dos equipos, el PET y el CT. Entonces, el paciente no tiene que pasar de un equipo a otro. Otras ventajas son la mayor rapidez en el estudio, y que la corrección de atenuación se hace con energía de los rayos X, en factores de corrección por atenuación (FCA). Cuando el PET está separado del CT, la corrección por atenuación se hace con una fuente externa radioactiva, en nuestro caso es de Cesio 137.

PP: ¿Cómo funciona la fuente de corrección de atenuación externa?
Dr.: Nuestro equipo tiene dos fuentes emisoras de Cesio 137, que funcionan de la siguiente manera: una vez inyectado el marcador al paciente, se acuesta en la camilla del PET y el sistema puede detectar la radiación emitida por él. Lo hace por pasos, ya que el campo de visión es de 16 centímetros, aproximadamente. El equipo recoge la información que emite el paciente por ocho o diez minutos, llamada emisión en esta cantidad de minutos. Enseguida, el equipo retira las fuentes de Cesio; se podría decir que las saca del blindaje, y durante tres minutos hace pasar la radiación, que proviene de esa fuente, por el paciente. Es como hacer una especie de radiografía o tomografía computarizada, pero en vez de utilizar rayos X se emplea radiación gama. De esta manera se construye un mapa de atenuación, que es utilizado por el software para corregir la profundidad, es decir, la atenuación que pudo haber sufrido la emisión de energía del paciente, al provenir desde los lugares más profundos a los más superficiales. La radiación que proviene de un lugar profundo, o del medio del cuerpo del paciente, estará más atenuada cuando llega al detector que si viene de la piel, la parte más superficial, donde lo estará menos. Entonces, se hace la corrección según la profundidad del tejido de donde proviene cada emisión, a través de la corrección por atenuación. Los equipos de anillo completo, como el instalado en el Hospital Militar de Chile, utilizan fuentes de Germanio 68; en nuestro caso, empleamos fuentes de Cesio 137, y en los equipos híbridos los rayos X del mismo TC.

PP: ¿El software es de Siemens?
Dr.: Sí, todo es de Siemens. El software es exactamente el mismo que tiene cualquier equipo PET de la compañía.

PP: ¿Adquirieron este equipo en el 2003?
Dr.: El equipo se adquirió en el 2002 y se instaló en el 2003.

En éste momento el Hospital está adquiriendo un nuevo equipo, un PET/CT híbrido con cristales de LSO, que son los más modernos por su rapidez de respuesta y eficacia lo que permitirá reducir el tiempo del estudio y facilitar la corrección por atenuación, además de permitir un perfecto alineamiento entre la parte PET con la parte CT del estudio, prácticamente automática, ya que el paciente no se moviliza entre un procedimiento y otro. Esperamos tenerlo en funcionamiento antes de fin del 2006.

PP: ¿Qué estudios requirieron para la compra e instalación del equipo? Por ejemplo, ¿estudios económicos, de mortalidad o algún otro tipo?
Dr.: Los estudios económicos eran difíciles de hacer, ya que fue el primer equipo PET que se instalaría, tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires. Aunque había un equipo en la cuidad de Mendoza, Argentina, el primero que se instaló en Latinoamérica, no se habían hecho estudios. El mercado era desconocido, no sabíamos cómo reaccionaría el mercado de la salud, con relación al manejo de los pacientes. El estudio sería costoso, ya que debería costear el marcador radioactivo, que es caro; el equipo también caro, y la amortización. Además, las obras sociales y los sistemas prepago de salud no lo cubrirían. Por lo tanto, nos enfrentaríamos con una situación incierta. A pesar de esto, corrimos el riesgo –en una época muy grave para el país, el año 2002, en el que la crisis económica fue severa –, pues consideramos que se trataba de una metodología que tendría gran "explosión" en el campo médico, por su utilidad, y no nos equivocamos. Al principio tuvimos muchísimas dificultades, porque no teníamos provisión adecuada del material radioactivo. La Comisión Nacional de Energía Atómica manejaba un ciclotrón que no estaba adaptado para la producción de FDG, y se presentaron muchísimos problemas. A tal punto que para ayudar a la Comisión de Energía Atómica trajimos un experto extranjero en ciclotrones, para la realización de los estudios y la búsqueda de soluciones; en fin, colaboramos bastante en ese aspecto. Nos enviaban el material radioactivo dos veces por semana y con muchas dificultades; por lo tanto, al principio sufrimos mucho; el año 2003 realmente fue un sufrimiento. En el año 2004 empezamos mal y terminamos muy bien, o sea, aumentó la producción, nos empezaron a entregar más veces por semana y en tiempo y forma. Actualmente el abastecimiento es normal y ya se organizó adecuadamente el proceso de producción por parte de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Además, los médicos han percibido la utilidad del estudio y estamos trabajando al máximo; hemos alcanzado un techo y seguramente necesitaremos la producción de mayor cantidad de material. Hoy nos están entregando de cuatro a cinco veces por semana. En el corto plazo podrán entregarnos dos veces por día. Estamos haciendo 100 estudios mensuales, y desde el año 2003 hemos realizado 2700 estudios. Le reitero que a pesar de todas las dificultades que tuvimos, especialmente durante el primer año, hemos tenido éxito. Consideramos que es una técnica muy importante, especialmente en el campo de la oncología, y no nos equivocamos. Mejoró la situación económica del país, determinados sistemas prepago empezaron a reconocer el costo del estudio, lo mismo que algunas obras sociales, lo que facilita la situación.

PP: ¿Cómo ha sido la aceptación de los oncólogos en la ciudad y el país?
Dr.: Muy buena, especialmente en los grupos de oncología mas importantes, los que están más al día o son más de avanzada. Lo están utilizando, no cotidianamente, porque es un método caro, sino que seleccionan muy bien a los pacientes antes de hacer el estudio, y tratan de obtener el mayor costo beneficio. Tenemos una buena demanda, no solo de Buenos Aires sino también de pacientes del interior del país; inclusive recibimos pacientes de Uruguay.

PP: En cuanto a la remisión de pacientes ¿tienen algún tipo de trámite especial para llegar al examen? ¿Evalúan ustedes si se justifica o no su realización?
Dr.: Hacemos una evaluación inicial. El paciente llama, pide su turno y se le asigna una fecha. Después lo evaluamos, le hacemos un exhaustivo interrogatorio, porque para nosotros es importante saber qué estamos buscando, para afinar la puntería. Si consideramos que el estudio no está justificado, hablamos con el médico primero y lo discutimos; si el médico insiste, lo practicamos. No nos gusta hacer estudios que no serán útiles, pero esto en realidad casi no pasa; en general, cuando los médicos tienen alguna duda o inquietud con respecto a hacer o no el estudio, o su utilidad, nos llaman y piden nuestra opinión. En muchos casos los orientamos para la realización del estudio, y en otros pocos los desalentamos.

PP: Con su experiencia de 28 años en el departamento, ¿en qué tipo de lesiones ha visto un mayor impacto con el PET?
Dr.: El 95% de nuestros pacientes son oncológicos. El impacto es grande en el control del tratamiento y en la reestadificación. Una de las áreas que vemos en gran crecimiento es la de los enfermos portadores de linfomas. En los linfomas ya estamos haciendo estudios en pacientes vírgenes de tratamiento, pues se emplea para su estadificación y sirve como base para el control de la respuesta a la quimioterapia. Les estamos haciendo estudios pretratamiento, y en algunos casos intratratamiento y postratamiento. Cuantificamos la captación de las lesiones, para ver si se reduce o no la intensidad de la captación, lo cual es un índice de la respuesta a la quimioterapia.

Es de gran utilidad en la reestadificación de pacientes que ya han sido sometidos a tratamiento quirúrgico y presentan marcadores elevados; por ejemplo, en un paciente con cáncer de colon, que tiene marcadores tumorales elevados y que en los estudios de imágenes diagnósticas no se encuentra ningún tipo de daño, es importante ubicar la lesión para extirparla, y verificar si la enfermedad está diseminada o localizada.

Otra utilidad es, por ejemplo, en un paciente con diagnóstico de cáncer de colon y metástasis hepáticas, que será sometido a cirugía para extirpar estas lesiones; es importante hacer un PET, no para diagnosticar la lesión hepática, que ya conocemos, sino para ver si hay extensión a otros órganos, porque en este caso no tendría sentido la operación. Entonces, si las metástasis están confinadas en el hígado, sí habría indicación de cirugía. Por lo tanto, desde el punto de vista del paciente y la costo-efectividad, el sistema es muy importante y aplicable.

PP: En América Latina, ustedes han utilizado está tecnología por un tiempo mayor. En cuanto al impacto en la reducción de costos en el tratamiento, ¿han realizado algún estudio?
Dr.: Al principio hicimos un estudio de costo-beneficio, con los costos de cirugía, cuidado intensivo y demás manejados habitualmente en el Hospital Italiano, la incorporación del PET dentro del algoritmo del estudio de un paciente, por ejemplo, para cáncer de pulmón y de colon, era costo-efectiva y ahorraba dinero al sistema, ya que se evitaban cirugías cuando la enfermedad estaba subestadificada con otros métodos; o se detectaban metástasis a distancia o un estadio superior al que tenia presumiblemente en ese momento, y se evitaban cirugías y todos los costos inherentes a ellas; o inclusive en algunos casos, en la minoría, se podía indicar la utilidad de la cirugía, al comprobar que el paciente estaba en una etapa que podía tener un rescate quirúrgico. No hemos actualizado el estudio, pues calculamos que los resultados no serán diferentes. Por ejemplo, el personal de cirugía torácica del hospital, que opera y trata cáncer de pulmón, utiliza el PET como parte de todo el proceso de estadificación antes de la operación, para seleccionar a los pacientes que deben ir a cirugía o no. Coincide con el costo-beneficio agregado por el PET, ya que reduce los costos en los que incurre el sistema si se realizaran cirugías innecesarias.

PP: ¿Qué le recomendaría a un país que no tiene PET y que desea adquirir la tecnología?
Dr.: Primero, supongo que será adquirido por un centro importante, de prestigio, que pueda asegurar un flujo de pacientes importante, por un lado, y por otro, tener el prestigio como para que los médicos del país lo deriven. Segundo, hacer un estudio de la población oncológica, porque en el caso nuestro, y en general en la estadística mundial, con PET el 95% de los pacientes son oncológicos, y una minoría son los estudios neurológicos y cardiológicos. Básicamente, lo que tiene que hacer es un estudio de la población oncológica y de la situación social, si el equipo lo va instalar el Estado o un grupo privado. Si lo instala el Estado, se facilitaría el acceso a la tecnología por parte de la población general. Por ejemplo, un hospital oncológico, público, donde se atienda a pacientes con bajos recursos y demás, yo creo que es muy importante. Lamentablemente, acá el Estado no tiene ningún equipo en este momento instalado, salvo en Mendoza, que en realidad es un emprendimiento mixto, en donde participa la Comisión de Energía Atómica, la Universidad de Cuyo y el gobierno de la provincia, pero en realidad está manejado por una fundación, llamada FUESMEN. En un país con pocos recursos, a pesar de tener prioridades sanitarias, de salud pública y demás, esta no sería para el Estado o el Gobierno una inversión onerosa, ya que no estamos hablando de decenas de millones de dólares, sino de una inversión relativamente baja frente al presupuesto que manejan y que podría favorecer y ahorrar inclusive costos en ciertas áreas de la salud, como, por ejemplo, la oncología.

PP: En cuanto a nuevos trazadores radioactivos, además del flúor, ¿ustedes están utilizando algún otro, han investigado sobre esto?
Dr.: No, lamentablemente en este momento la única posibilidad que tenemos es trabajar con flúor 18 FDG. No tenemos un ciclotrón en nuestras instalaciones, y la posibilidad de utilizar otros trazadores va de la mano con la posibilidad de tener este equipo físicamente al lado. Porque, por ejemplo, el flúor 18 es el que tiene una vida media más larga, de casi dos horas, si hablando de otros marcadores, como carbono 11, que tiene 20 minutos, u otros, el oxígeno 15, que tiene dos minutos, se necesita tener al lado el ciclotrón, y esto tendría una orientación más para la investigación.

Hay otros trazadores que también se pueden marcar con flúor, pero que en este momento no están en desarrollo en el país. Estamos pidiendo otros trazadores; por ejemplo, la DOPA marcada con flúor, para el estudio de la enfermedad de Parkinson, y algunos otros que se pueden marcar con flúor, que es el isótopo más manejable.

PP: En los trabajos que están haciendo con los pacientes que no son oncológicos, ¿cuál es el área más fuerte?
Dr.: La mayoría, el 95%, son oncológicos. El resto prácticamente es neurología. En cardiología es mínimo lo que estamos haciendo. Hemos hecho algunos estudios de viabilidad miocárdica, para ver la respuesta en pacientes con infarto de miocardio, con trasplante de células madre, y si hay metabolismo positivo. En neurología hay más estudios; más del 4% de todos nuestros estudios, si hablamos de 2700, son más o menos 70 a 100 estudios neurológicos, y la principal indicación ha sido epilepsia focal resistente al tratamiento médico para la búsqueda de focos epilépticos con posibilidad quirúrgica.

PP: Ese es un aspecto muy importante, el tema de la epilepsia, ya que esta enfermedad cada vez tiene mayor auge, y en los pacientes que llegan a edades tardías sin poder controlar la enfermedad, el deterioro y el manejo de la afección son muy complicados, tanto para el paciente como para el Estado. ¿Cuál ha sido el impacto en este tipo de pacientes?
Dr.: Las epilepsias focales, que son rebeldes al tratamiento, son las principales. ¿Por qué? Porque el PET puede identificar un foco epiléptico y ser operado un paciente. Entonces, de esa manera reduciría todo lo que significa consumo de medicamentos, o directamente se curaría. Nuestra experiencia en ese aspecto ha sido muy buena. Básicamente, con el PET detectamos, más que el foco en sí, el área en donde se encuentra el problema y el hemisferio, que no se pueden identificar con los métodos convencionales electroencefalográficos, de resonancia o tomografía y demás, ya que no hay cambios morfológicos.

PP: ¿Ustedes tienen residentes o estudiantes que rotan en su servicio?
Dr.: Sí. En el área de PET rotan todos los residentes de imágenes. Tenemos un becario de Medicina Nuclear, que está en el área del PET y de medicina nuclear general, y permanentemente recibimos profesionales que vienen a observar, rotar o hacer pasantías. Para difundir el método continuamente realizamos cursos y publicaciones, presentamos nuestra experiencia en congresos locales e internacionales. Permanentemente nos llaman para participar en congresos, y hablamos de él en diferentes lugares. Por ejemplo, en el Congreso Latinoamericano de Medicina Nuclear, en Punta del Este, presentamos cuatro trabajos. Estamos muy activos en ese aspecto y en la actividad docente también. Todos los años hacemos cursos de PET en el hospital.

PP: Usted ha sido parte fundamental de la Asociación de Medicina Nuclear. ¿Cuál ha sido el papel de la asociación en cuanto a la implantación del PET en América Latina?
Dr.: Fui dos veces presidente de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear. En este momento la asociación trabaja, hace jornadas y congresos. En el congreso de Medicina Nuclear realizado en noviembre del año 2004 se incluyeron muchas conferencias de PET, con invitados extranjeros, como la doctora Ora Israel, una muy importante médica nuclear israelí, de gran prestigio, con muchas publicaciones y que ha trabajado mucho con nosotros, y el doctor Czernin de Estados Unidos. En las jornadas de Medicina Nuclear locales en la ciudad de Mar de Plata, llamadas Ingeniero Celso Papadopulos, he participado en una mesa sobre PET. La Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear realizó un convenio o acuerdo con la Sociedad de Oncología, y están estableciendo protocolos o algoritmos de indicaciones en distintos métodos nucleares, no solamente PET, sino también de otras técnicas de medicina nuclear, donde estoy participando.

PP: Algún aspecto que le gustaría agregar.
Dr.: Me gustaría agregar que este es un emprendimiento que hizo el hospital en el marco institucional, y que se piloteó por dos servicios, diagnóstico por imágenes y medicina nuclear, cada uno con su estructura y sus actividades. Con el PET hubo mucha integración. Las integraciones pueden ser traumáticas o fructíferas; en el caso nuestro fue fructífera, porque tenemos una excelente relación, hemos aprendido mucho de ellos y creo que han aprendido mucho de nosotros, y esa interacción nos ha llevado al crecimiento y una gran aceptación. En este momento lo que se está planteando con la nueva medicina nuclear es la integración de las imágenes, las anatómicas, por un lado, y las imágenes funcionales, como son las de medicina nuclear. Nosotros empezamos con esa integración desde el año 2003, aunque veníamos hablando de ello desde el 2001, y esa integración de imágenes la hemos plasmado en una integración médica. No podemos prescindir el uno del otro, creo que ese es el futuro que viene en las imágenes, la multimodalidad, que requiere de los especialistas de todas las modalidades. Por lo tanto, no es solamente patrimonio de la medicina nuclear o de las imágenes, sino que hablamos de especialistas de las diferentes modalidades, que se integran en un objetivo común.

PP: Esto cambiará totalmente el panorama de las imágenes diagnósticas.
Dr.: Yo creo que sí. Lo estamos haciendo. No solamente está el PET/CT, sino también el SPECT/CT, que es la unión de la tomografía computarizada con la medicina nuclear más convencional, con base en lo que se ha aprendido con el PET. Hay marcadores que no se pueden utilizar con PET y sí con el SPECT, que son más baratos; se pueden integrar con CT y permiten hacer una localización anatómica muy importante. Es un poco de lo que viene o ya es esto una realidad. Todo lo que sea en beneficio para los pacientes, para los diagnósticos, es bienvenido.

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