Impacto social de la telemedicina en el continente americano

Impacto social de la telemedicina en el continente americano

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En telemedicina el impacto social es directamente proporcional a los puntos geográficos donde se pretenda implementar. Quiere decir esto, contrario a lo que manifiestan algunos, que instaurar sistemas de telemedicina solo y exclusivamente se debe realizar en zonas rurales y mientras más lejanas mejor.

En un artículo anterior para la web de esta misma publicación, se hizo referencia a las zonas rurales y a la población menos favorecida que se beneficia de este sistema, lo cual bajo ningún aspecto excluye que se puedan lograr impactos sociales en la población de todos los estratos socioeconómicos en grandes ciudades y en poblaciones intermedias que poseen perse acceso especializado.

Si analizamos la telemedicina bajo este contexto, encontramos en primer lugar que en grandes y medianas ciudades se aglutinan todos los estratos socioeconómicos sin diferenciación alguna. En segundo lugar, absolutamente todas las ciudades latinoamericanas que tengan más de 300 mil habitantes, en su inventario social padecen problemas diversos como: hacinamiento, malos y regulares sistemas de movilización, cordones de miseria, desplazamiento forzado y no forzado, problemas de salud pública y también, serios problemas de atención médica homogénea y de calidad para todos los habitantes sin importar su estrato socioeconómico. A continuación haré un pequeño desglose de estos múltiples problemas versus atención médica a través de telemedicina.

El hacinamiento actual no solo afecta a la población menos favorecida, sin excepción el ahogo urbano impacta a todos los habitantes y está directamente relacionado a sistemas de transporte deficientes. Aunado a esto las diferentes instituciones nivel III - IV donde se presta atención médica especializada en zonas urbanas, se encuentran concentradas no pocas veces en nichos específicos, lo cual vuelve inalcanzable para muchas personas dicho nivel de atención, teniendo presente que la población de medianos y bajos recursos económicos supera con creces en cantidad a la de los estratos altos.

En las conferencias sobre telemedicina que he tenido el honor de dictar para diferentes target de asistentes donde no pocas veces se encuentran colegas de la profesión, siempre les digo lo siguiente: los médicos tratamos pacientes no estratos socioeconómicos, lo cual produce en ocasiones un murmullo soterrado en los auditorios.

Ahora bien, las ciudades grandes y medianas cada día se ven enfrentadas a más cordones de miseria y a desplazamientos forzados y no forzados, producto de la falta de oportunidades en zonas rurales y en ocasiones a la violencia, tal es la realidad de países como: Colombia, México, el Salvador y Honduras solo para citar algunos casos. Lo anterior no admite disculpa alguna para negarse a prestar servicios de salud de calidad. En los puntos urbanos menos favorecidos los gobiernos nacionales y locales ubican dispensarios de salud por lo general nivel I de atención, donde se tienen médicos generales y enfermeras. Es paradójico pero en las ciudades, donde más facilidad hay de implementar accesos de conectividad, no se procura interconectar instituciones de salud Nivel I con instituciones nivel III - IV e implementar sistemas de telemedicina, para que la población tenga la oportunidad de una atención médica especializada de calidad.

¿Qué se logra con esto a nivel urbano? Hoy es habitual y absurdo que personas de bajos recursos en las ciudades no puedan ser asistidas por especialistas en sus núcleos poblacionales, llámense estos: periféricos, marginales o de miseria, a través de sistemas de telemedicina estatales. La realidad política de nuestros países que nos lleva a esta carencia ilógica de protección social se puede resumir así: Es muy fácil para los burócratas apoltronados en sus excelentes oficinas luego de llegar al poder y recibir excelentes salarios, pensar que todas las personas tienen las comodidades que ellos ostentan, empezando que con una simple llamada telefónica y con “palancas” obtienen una cita especializada. El contraste es abismal si se compara por ejemplo: una paciente gestante con seis meses de embarazo, que vive en una zona citadina marginal y debe realizarse un control prenatal con el especialista. Vámonos al otro extremo, el paciente geriátrico con incapacidad de desplazamiento que requiere valoración para su enfermedad crónica por parte de un especialista y tiene su casa de habitación en una zona marginal.

Son necesarios sistemas de telemedicina en zonas urbanas de las grandes y medianas ciudades. Para nadie es un secreto que los problemas de salud pública están directamente relacionados al tamaño de las ciudades, y al final de la ecuación  afectan a todos los estratos socioeconómicos sin excepción, queriendo decir con esto que un problema particular de salud puede provocar serios dolores de cabeza a los responsables de velar por la integridad física de los habitantes de una población determinada.

Las Naciones Unidas y específicamente su apéndice, El Consejo Económico y Social (ECOSOC) “fomenta el acercamiento mutuo entre las personas y los problemas con el fin de promover la adopción de medidas colectivas que permitan lograr un mundo sostenible”. Esta premisa es de un alto impacto social como se puede observar. Otro mandato de la UNICEF no menos importante también es: “alcanzando metas a los objetivos de desarrollo del milenio con equidad (ODM) para el año 2015”.

Los países latinoamericanos por defecto deben cumplir con estas premisas. La promulgada por la UNICEF se hizo en México en el año 2000, han pasado 15 años y las naciones de nuestro continente no han cumplido con el 50% de los compromisos adquiridos ¿La razón?, la realidad es una sola: la salud de los infantes no aporta votos a las campañas políticas. Los minúsculos círculos de poder de América ven la salud de sus habitantes como algo que incomoda a sus intereses y que desafortunadamente no les permiten adquirir réditos y votos para sus campañas proselitistas, pues les queda extremadamente difícil regalar en los barrios marginales: bolsas de sangre con equipo de venoclisis, medicamentos, leche materna y boletas para citas médicas con especialistas.

En honor a la verdad, en Latinoamérica no se sabe quiénes están más enfermos, aquellos que nos gobiernan o los pacientes que diariamente y cada vez más ven menguada su falta de acceso a una salud digna.

 

Artículo proveniente del suplemento Colombia de la edición impresa de Agosto-Septiembre de 2016 de El Hospital con el código EH0816SOCIOTEL

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