Hallazgos recientes replantean el perfil de seguridad del timerosal

Investigadores adscritos a la revista BioMed Research International, sugieren que el uso del Timerosal, conservante de algunas vacunas legalmente aprobadas, podría traer consigo diversos trastornos del neurodesarrollo. No obstante, entes reguladores con autorización internacional afirman lo contrario.

El Dr. Brian Hooker, PhD, investigador adscrito a la revista BioMed Research International, lideró un grupo conformado por siete académicos que expusieron su tesis en contra de la seguridad de las vacunas aprobadas por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos.

La discusión se ha centrado en el estudio de uno de los conservantes de dichas vacunas, el Timerosal, “un compuesto orgánico derivado del mercurio al que se le han atribuido varios efectos adversos, siendo los más comunes: muerte, envenenamiento, reacción alérgica, malformaciones, reacciones autoinmunes, síndrome de Well, retardo en el crecimiento, problemas en el neurodesarrollo, tics, trastornos del habla y del lenguaje, trastorno por déficit de atención e hiperactividad y autismo. Estos efectos han sido reportados por más de 75 años, investigados de manera independiente y publicados en cerca de 165 estudios”¹.

No obstante, los CDC afirman que “las bajas dosis de timerosal no son tóxicas, sólo se relacionan con la aparición de reacciones locales en el sitio de inyección, tales como enrojecimiento e inflamación leve. El timerosal es seguro, y no se ha encontrado asociación entre la aplicación de vacunas que lo contienen y el desarrollo de autismo en niños”².

El Dr. George Lucier, director asociado del Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos, contraargumenta: “existe evidencia científica sustancial, recopilada durante muchos años, que soporta la consideración que exponemos: el timerosal es una toxina que afecta el desarrollo físico y mental de los niños”².

Los autores de la publicación añaden que: “la investigación realizada por los CDC, referente a los efectos adversos del timerosal, tiene falencias y contradicciones. Por una parte, aseguran que su empleo en vacunas es seguro. Por otra parte, según un estudio liderado por epidemiólogos vinculados a estos mismos centros, y basado en datos proporcionados por cuatro Health manteinance organizations (HMO) ubicadas en Washington, Oregon y California, EE.UU, en los que se analizó información de 400.000 niños nacidos entre 1991 y 1997, se concluyó que el timerosal incrementaba 7.6 veces el riesgo de padecer autismo”¹.

El Dr. Boyd Haley, experto internacional en toxicidad mercurial, continúa la controversia aduciendo: “no cabe duda: las autoridades de los CDC han encubierto el daño que traen consigo las vacunas con preservantes mercuriales como el timerosal. Podemos considerar que éste es un acto criminal”².

Al visitar la página web de los CDC, buscando información relevante sobre el timerosal y su posible toxicidad neurológica, encontramos una sección de preguntas y respuestas que reza: “hay una larga lista de evidencia científica que soporta la seguridad del timerosal. Datos aportados por múltiples estudios, sugieren que las bajas dosis de este compuesto presentes en las vacunas, se relacionan únicamente con reacciones de hipersensibilidad local. Hay tres entidades estatales y tres independientes que apoyan esta moción:

• Los CDC, la Food and Drug Administration (FDA) y los National Institutes of Health (NIH), son las tres entidades gubernamentales que han publicado resultados de investigación en timerosal y han concluido que su empleo en vacunas es seguro.

• La American Academy of Pediatrics (AAP), el Advisory Committee on Immunization Practices y la National Academy of Sciences, son instituciones privadas que también soportan nuestra conclusión”³.

Este debate cuenta en Estados Unidos con el apoyo de la Focus Autism Foundation (FAF), organización no gubernamental que defiende los derechos de la población autista y trabaja por enterar a la ciudadanía en lo tocante a factores de riesgo para padecer la enfermedad, centrándose en el impacto que generan algunas vacunas. Su página web plasma la siguiente información: “animamos a todos los padres de familia a informarse, especialmente a la hora de elegir qué esquemas de inmunización aplicar a sus hijos (…) No estamos en contra de la vacunación, estamos a favor de la implementación de esquemas seguros”⁴.

La FDA recopila en su página web información para el consumidor referente al margen de seguridad del timerosal: “(…) Desde 1930, se ha utilizado ampliamente como preservante de vacunas y medicamentos, dada su utilidad para prevenir la contaminación con cepas microbianas potencialmente letales (…) Considerado la creciente preocupación que existe en el mercado respecto al timerosal y al alto número de vacunas que lo contienen, la FDA está trabajando en el propósito de eliminar este compuesto y suspender su vigencia en la industria farmacéutica”⁵.

En una circular informativa publicada en octubre de 2011 por la Organización Mundial de la Salud, se plantea: “el mercurio es uno de los diez productos químicos con mayores repercusiones en la salud pública. La exposición a este compuesto, incluso en cantidades muy pequeñas, puede causar graves problemas de salud, sobre todo en el desarrollo fetal e infantil.

El mercurio puede tener efectos tóxicos en los sistemas nervioso, inmunitario, digestivo, respiratorio, urinario, tegumentario y órganos de los sentidos. La principal fuente de exposición humana a este elemento son los frutos del mar contaminados con el mismo.

Existen dos isotipos de mercurio empleados en la industria, llamados etilmercurio y metilmercurio, cuyo perfil farmacocinético y farmacodinámico varía considerablemente. El timerosal tiene únicamente etilmercurio, que tiene una vida media inferior a una semana, mientras que la del metilmercurio puede extenderse más de un mes. Por otra parte, el primero se excreta por vía fecal, en tanto el segundo se deposita en diferentes órganos de la economía.

Cuatro estudios realizados con todo el rigor científico analizaron la incidencia de trastornos neurobiológicos y comportamentales ligados con la exposición al timerosal. La elaboración y discusión de los mismos corrió por cuenta de académicos en Inglaterra, Irlanda del Norte y Dinamarca. Los cuatro estudios alcanzaron la misma conclusión: “no existe evidencia suficiente para adjudicar algún grado de toxicidad del timerosal sobre el sistema nervioso central”⁶.

El Global Advisory Committee on Vaccine Safety, filial de la Organización Mundial de la Salud, publicó el 27 de julio de 2012 un informe titulado: Thiomersal in Vaccines. Si bien estos reportes se generan desde enero del año 2000, la última actualización disponible a la fecha corresponde a la mencionada. Este artículo reúne información recopilada de 28 investigaciones científicas diferentes, en donde sus autores midieron los niveles plasmáticos de mercurcio de grandes grupos de pacientes antes y después de ser vacunados con viales cuyo preservativo fuera el timerosal, tomando muestras de sangre en intervalos de tiempo establecidos.

Si bien el informe sugiere alguna relación de dicho componente con el desarrollo de alteraciones neurológicas, es muy claro en afirmar que la mayoría de los estudios revisados no cumplieron con todas las normas epidemiológicas requeridas y tuvieron algunas deficiencias metodológicas.

Algunos de los artículos revisados enfatizan como eje de estudio la población de niños nacidos antes de alcanzar la edad gestacional ideal, mientras que otros centraron su atención en los niños de bajo peso y los restantes en infantes considerados sanos. En general, se concluyó que la vida media en sangre del etilmercurio (presente en el timerosal) fue de entre tres y siete días, por lo cual se postula que “los niveles acumulativos de mercurio en sangre, incluso sumando la dosis recibida en un esquema de vacunación completo, parecen ser biológicamente insuficientes como para ser relacionados con algún grado de toxicidad neurológica”⁷.

Contienen timerosal las vacunas contra la difteria, el tétanos, la tos ferina, la hepatitis B, la rabia, la gripe, el Haemophylus influenzae  y el meningococo. Las vacunas contra la fiebre amarilla, el sarampión, la parotiditis y la rubéola no lo contienen (…) Hemos llegado repetidamente a la misma conclusión: no hay pruebas de que la cantidad de timerosal utilizada en las vacunas suponga un riesgo para la salud”⁸.

La controversia está vigente. La última declaración disponible fue emitida por el Sr. Barry Segal, fundador de la FAF, quien manifestó: “estamos en el proceso de descubrir lo que sería el mayor escándalo federal de los últimos tiempos, consecuencia de un acto que ha generado un gran impacto en nuestra economía y en la salud de nuestro pueblo, especialmente de nuestros niños, que son el futuro de la nación. Su bienestar se ha visto comprometido por la presencia del mercurio en las vacunas. Se requiere una intervención gubernamental urgente. El uso del timerosal debe ser prohibido”⁹.