El trasplante renal ahorra costos al sistema de salud

Según un estudio realizado por los Dres. Diego Rosselli, Juan David Rueda y Carlos Eduardo Díaz, investigadores adscritos al departamento de epidemiología clínica y bioestadística de la Universidad Javeriana, el transplante renal no sólo mejora la calidad de vida de los pacientes con enfermedad renal crónica, sino que aumenta la sobrevida y disminuye los costos para el paciente y el Estado, al reducir los riesgos y complicaciones clínicas inherentes a la terapia de reemplazo renal por diálisis.

De acuerdo con los autores, el trasplante renal genera un ahorro de 364.000 pesos al quinto año de tratamiento por paciente, pero lo que es más importante, resulta en menores cifras de defunciones. Los datos epidemiológicos muestran que 270 de cada 1.000 pacientes trasplantados mueren durante el primer lustro posterior al procedimiento, cifra que aumenta a 474 por cada 1.000 pacientes que reciben hemodiálisis y están en espera de un trasplante.

“Los paciente renales trasplantados no tienen que sacrificar su capacidad laboral y gozan de una mejor calidad de vida. Por eso, no se discute que el trasplante es una mejor opción terapéutica que la diálisis. Además, nuestro estudio nos está mostrando que también es la mejor opción para el sistema de salud. Argumentos como este, deben tomarse en cuenta para fortalecer las campañas de donación de órganos y favorecer la realización de trasplantes”.

En el estudio se comparó la hemodiálisis con el trasplante renal asociado a los cuatro esquemas de inmunosupresión farmacológica más empleados en el paciente trasplantado: Ciclosporina/Azatioprina, Ciclosporina/Micofenolato, Tacrolimus/Azatioprina y Tacrolimus/Micofenolato. Si bien la superioridad del trasplante en términos de costo-efectividad se demostró para los cuatro regímenes de inmunosupresión, al ser comparados con la hemodiálisis, el régimen empleado con mejores resultados fue el de Tacrolimus/Micofenolato¹.

Según un informe publicado por el Instituto Nacional de Salud (INS) y la red de donación y trasplante de órganos y tejidos (RDTOT), en 2013 se realizaron 702 trasplantes de órganos, 70% de los cuales fueron renales. Esta cifra representó una disminución del 15.9% con respecto al año anterior, cuando se realizaron 835 trasplantes.

La RDTOT fue creada por el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) en 2004. Esta red es coordinada a nivel nacional por el INS, según reglamento establecido en el artículo 5 del Decreto 2493 de agosto de 2004. La RDTOT centra su acción en cinco servicios:

1. Realizar auditoria externa de todos los niveles que intervengan en la red.
2. Promover la donación de componentes anatómicos, en conjunto con el MSPS.
3. Gestionar espacios de participación para los diferentes actores de la red.
4. Implementar medidas de comunicación para la atención de situaciones de crisis (en convenio con la Organización Nacional de Trasplantes de España).
5. Fungir como centro de referencia nacional para la gestión, coordinación, seguimiento y control de la distribución de componentes anatómicos donados².

Según un boletín informativo publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe una importante carga emergente de nefropatía crónica terminal en los países de ingresos bajos y medios, propiciada por el envejecimiento de la población y por el incremento en la incidencia de la diabetes mellitus tipo 2. “En casos como este, las personas necesitan acceder a la hemodiálisis o al trasplante renal para poder sobrevivir, pero en muchos países de ingresos medios y bajos, esas opciones terapéuticas son restringidas e incluso inasequibles”, menciona un párrafo transcrito del boletín.

“El desarrollo de programas de trasplantes adaptados a las condiciones locales,  el uso eficaz de fuentes de financiación no gubernamentales, la planificación de servicios, la contención de costos, el uso de genéricos y la fabricación local de productos fungibles para diálisis y trasplante renal pueden salvar muchas vidas, siempre y cuando sean puestos al servicio de las personas más necesitadas (…) La prevención de la insuficiencia renal y de las enfermedades vasculares crónicas, ha de ser también un objetivo clave”³.