La función primordial del esófago es permitir el paso del bolo alimenticio desde la boca hasta el estómago; y para cumplir este objetivo se requiere de una adecuada motilidad esofágica que además ayuda, fisiológica o patológicamente, para el aclaramiento del material refluido desde el estómago previniendo así, en parte, la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Se conocen dos funciones: una proximal resultante del control del sistema nervioso central sobre la musculatura esquelética de la región cervical y sobre el esófago proximal; y otra, distal, resultante de la coordinación neural intrínseca de la musculatura lisa del esófago medio e inferior y del esfínter esofágico inferior.
Si ocurren alteraciones intrínsecas de estos mecanismos, aún sujetos a estudio, por mínimas que sean se manifestarán a través de síntomas detectados por los pacientes y a los cuales hay que prestar una adecuada atención. Amén de lo anterior, también se conocen factores anatómicos, hormonales, enfermedades neuromusculares y medicamentos que alteran la motilidad del esófago.
Desde el punto de vista clínico sigue siendo de gran importancia una adecuada historia clínica, la cual si está hecha en forma cuidadosa, permitirá hacer un diagnóstico hasta en el 80% de los casos. Fundamentalmente, debemos identificar si el origen de los síntomas (disfagia, odinofagia, dolor toráxico) es proximal (orofaríngeo) o distal. Algunas preguntas en el interrogatorio contribuyen para aclarar este punto: ¿es la disfagia a nivel cervical o a nivel distal?, ¿hay dificultad para deglutir sólidos, líquidos o ambos?, ¿los síntomas son intermitentes o progresivos?, ¿sufre de pirosis?, ¿ha tomado medicamentos recientemente?, ¿está inmunodeprimido (uso de corticoides)?
Aunque el examen físico poco ayuda a determinar las enfermedades causantes de los síntomas relacionados con alteraciones motoras esofágicas, evaluar el estado nutricional e identificar alteraciones físicas asociadas a desórdenes neuromusculares o enfermedades del colágeno pueden ser de ayuda en la orientación de los exámenes paraclínicos que se deben realizar para un diagnóstico correcto.
Ante la sospecha de trastornos de la deglución, es de gran utilidad iniciar con una radiografía de deglución de bario que permite identificar trastornos a dicho nivel (deglutorio) y casos de aspiración traqueobronquial incipiente. Este examen puede ser complementado con la videofluoroscopia o cinerradiografia.
La radiografía convencional de esófago con bario (esofagograma) permite detectar especialmente alteraciones estructurales desde el cricofaríngeo hasta el cardias y algunos desórdenes motores más o menos evidentes desde el interrogatorio.
La evaluación endoscópica de la deglución con pruebas sensoriales a nivel de la orofaringe o infusión de líquido, es una técnica novedosa que está permitiendo advertir la posibilidad de neumonías aspirativas.
La esofagoscopia convencional forma parte ineludible del armamentario diagnóstico en las enfermedades, ya sea estructurales o motoras esofágicas, y este precepto es especialmente válido en regiones en donde se debe insistir en el diagnóstico de alteraciones premalignas y del cáncer de esófago.
En ciertas circunstancias en las que hay limitaciones para la realización de técnicas más sofisticadas, la combinación de un esofagograma y una esofagoscopia tendrían una utilidad equivalente para el diagnóstico de algunas enfermedades esofágicas en las cuales estuviera comprometida en forma importante la motilidad.
La gammagrafía para deglución, mediante la determinación de "deglución de pequeñas porciones" o deglución para "limite de disfagia", aparentemente es tan efectiva como otras técnicas diagnósticas (electromiografía y monitoreo sensorial faringo-laríngeo) en el estudio de los enfermos con trastornos deglutorios. La gammagrafía de tránsito esofágico tiene menor sensibilidad y especificidad que otros estudios diagnósticos en la evaluación de los trastornos motores esofágicos, y su aplicación clínica está limitada a trabajos de investigación.
Aunque la manometría convencional continúa siendo el método confirmatorio ideal para el diagnóstico de algunos trastornos motores del esófago (acalasia, espasmo esofágico difuso), ha surgido la radiografía digital del esófago con bolos pequeños de bario, con excelente sensibilidad y menores molestias para los pacientes. Tal vez el más llamativo avance en el estudio de los trastornos de motilidad esofágica está dado por la técnica de manometría topográfica de alta resolución, la cual permite una muy segura localización del esfínter esofágico inferior, un diagnóstico más exacto de la acalasia, separándola de otros trastornos aperistálsicos, y una detección adecuada de la relajación incompleta del esfínter esofágico inferior.
Desde el punto de vista clínico vale la pena tener en cuenta que el trastorno motor esofágico más frecuente en casos de dolor torácico no cardiogénico, es el relacionado con la disminución en el tono del esfínter esofágico inferior. El esófago en cascanueces y los trastornos motores inespecíficos, son infrecuentes.
Por otra parte la anomalía de motilidad más frecuente en pacientes que refieren disfagia es la perístasis inefectiva y si dicha disfagia se acompaña de dolor no torácico, debe pensarse en primera instancia en la acalasia.
Los avances en el conocimiento de los mecanismos responsables de los trastornos motores del esófago y el advenimiento de nuevas técnicas diagnósticas muy seguramente permitirán un mejor manejo de las mencionadas enfermedades.
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Nota: El autor es gastroenterólogo miembro de la Sociedad Colombiana de Gastroenterología. Instituto de Gastroenterología, Bogotá, Colombia