Cómo ayudar a los hombres y sus familias a afrontar el cáncer de próstata

Cómo ayudar a los hombres y sus familias a afrontar el cáncer de próstata

Comunicate con el proveedor:

Contactar

!noticia guardada!

Introducción

La próstata es la localización más común del cáncer masculino en Estados Unidos, con aproximadamente 230.000 casos nuevos en el 2004, 70% de los cuales se presentaron en hombres de más de 65 años (ACS, 2004). Es la segunda causa principal de muerte por cáncer en hombres. Las tasas de incidencia de cáncer de próstata son 32% más altas en hombres afroamericanos que en caucásicos, y sus tasas de mortalidad son el doble. Esto probablemente se debe a que son diagnosticados en estadios tardíos de la enfermedad.

Las reacciones psicológicas de esta población de hombres, generalmente más viejos, dependerán del apoyo disponible, de la historia psiquiátrica y de otros eventos vitales significativos, tales como la muerte reciente de la esposa, el divorcio, el comienzo de situaciones de conquista amorosa como hombre mayor, el retiro del trabajo o la pérdida previa, por cáncer, de seres queridos. Roth y colegas (1998) encontraron que al utilizar la escala HADS (Hospital Anxiety and Depression Scale), 15,2% de los hombres con cáncer de próstata alcanzaban el punto de corte, para el caso probable de depresión. También reportaron que cerca de un tercio de los hombres experimentaban ansiedad significativa. Una cantidad importante de ansiedad se encuentra también en aquellos en evaluación preliminar para cáncer de próstata (Cormier, 2002).

Las guías de atención recomiendan un examen de tacto rectal anual, junto con una prueba de antígeno prostático específico (PSA), en hombres de 50 años y más. A los que están en alto riesgo, como aquellos con fuerte historia familiar de cáncer de próstata, se les aconseja empezar sus exámenes a los 45 años.

Además de las preocupaciones generales por un nuevo diagnóstico de cáncer, todavía hay controversia sobre la escogencia de los tratamientos primarios del cáncer de próstata, lo cual hace difícil la decisión sobre el tratamiento. Las opciones primarias son la prostatectomía radical, la radioterapia y la "observación expectante", que pueden traer diferencias con el transcurso del tiempo en áreas especificas de la funcionalidad, así como en la función sexual, urinaria o intestinal (Penson y Litwin, 2003).

Existe controversia acerca de la escogencia de los tratamientos primarios para el cáncer de próstata. Las diferencias en la opinión profesional crean incertidumbre en los pacientes, lo cual hace difícil una decisión sobre el tratamiento. La observación expectante (tratamiento diferido) se recomienda en aquellos mayores de 70 años, con enfermedad asociada importante, cáncer indolente de bajo grado y menos de diez años de expectativa de vida. En hombres que están suficientemente saludables para tolerar el tratamiento, la cirugía (prostatectomía) ha sido considerada históricamente como el método definitivo (Garnik, 1994). Incluso la exitosa reciente cirugía preservadora de nervios no garantiza después la potencia sexual. La radioterapia convencional, o braquiterapia, con implante de semillas, puede producir menor incidencia de impotencia y problemas urinarios; sin embargo, hay más riesgos o dificultades con la función intestinal, dependiendo de los factores técnicos y la dosis total administrada. La radioterapia de intensidad moderada tridimensional ha disminuido la incidencia de complicaciones locales y ha aumentado la capacidad de controlar estos cánceres.

Para enfermedades más avanzadas, la ablación de andrógenos se utiliza para disminuir la síntesis de testosterona, que promueve el crecimiento de las células cancerosas. La mayoría de las veces ésta se logra con medicamentos inyectables agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina, como leuprolide o goserelin, junto con agentes antiandrógenos orales, que disminuyen la disponibilidad de testosterona en las glándulas suprarrenales, como flutamida o bicalutamida. Los hombres prefieren la terapia médica hormonal a la orquiectomía, por la mejor imagen corporal y, por ende, mejor calidad de vida, aunque la terapia médica acarree una carga financiera importante y progresiva. Varios efectos colaterales del bloqueo androgénico han sido reportados (Holzbeierlein et al., 2004), tales como disfunción eréctil y libido disminuida, fatiga y debilidad muscular, ginecomastia y otras molestias relacionadas con la imagen corporal, riesgo cardiovascular, oleadas de calor, cambios emocionales, incluyendo depresión, ansiedad e irritabilidad, y concentración disminuida. La quimioterapia se utiliza para tumores más avanzados, como medida paliativa.

Las decisiones sobre el tratamiento están cargadas de la sensación de tener que escoger entre calidad de vida y longevidad, aun cuando no esté claro cuál vaya a ser el resultado de salud en cualquiera de los dos lados. Muchos hombres consideran múltiples segundas opiniones referentes a su terapia primaria, aunque esto algunas veces les añade más confusión y preocupación, por la falta de acuerdo entre los médicos. Reciben información de fuentes razonables y confiables, y de cualquier cantidad de fuentes no verificadas de Internet. Esta información puede ser abrumadora y llevar a ansiedad significativa, mientras tratan de tomar una decisión terapéutica razonable.

Los efectos colaterales de medicamentos utilizados para el cáncer de próstata, como la terapia hormonal, esteroides y medicamentos para el dolor, también causan preocupación. Las terapias hormonales pueden ser particularmente preocupantes para los hombres por otra parte asintomáticos, y han llevado a terapia hormonal intermitente, para disminuir la morbilidad progresiva de la terapia. Psiquiátricamente, los hombres experimentan ansiedad, irritabilidad o depresión, aunque se ha encontrado que aquellos que más probablemente se van a deprimir con las hormonas son aquellos que tienen historia previa de depresión (Pirl, 2002).

Puede haber diferencias considerables entre la evaluación que hacen los pacientes y la de los urólogos, sobre el nivel de desempeño, dolor y alivio del dolor (Litwin, 1998). La educación acerca de estos aspectos, así como los intentos continuos para resolverlos o afrontarlos mejor, puede disminuir significativamente la tensión psicológica.

Los aspectos de calidad de vida física, que preocupan al hombre con cáncer de próstata, generalmente incluyen la sexualidad, la incontinencia urinaria, fatiga, oleadas de calor y dolor. La disfunción eréctil probablemente es la complicación más temida del tratamiento. Puede presentarse por la edad, el cáncer mismo, cirugía, radiación y terapia hormonal. Si la disfunción eréctil se prolonga después del tratamiento, los hombres se preguntan cuándo van a poder volver a tener sexo, o si lo tendrán después. Los hombres que están particularmente preocupados por la disfunción sexual, se pueden beneficiar de la terapia sexual con terapeutas entrenados, que puedan ayudar a un hombre a expresar los sentimientos generados por su disfunción, y también a una pareja a aprender formas alternativas de compartir la intimidad sexual. La consulta con un urólogo especializado en disfunción sexual masculina puede ser útil.

Muchos hombres se resisten a las inyecciones peneanas con agentes vasodilatadores, a los vacutainers, supositorios e implantes penenanos. Están más dispuestos a probar medicamentos, como sildenafil, tadalafil o vardenafil, aunque estos fármacos son limitados en sus efectos potenciadores de la erección en esta población. La terapia hormonal también elimina la libido, lo cual puede llevar a la sensación de estar emasculado. La falta de libido puede disminuir la presión para corregir la disfunción eréctil.

El temor a la incontinencia urinaria, a oler a orina, a los accidentes intestinales y a tener que usar pañal, hace que el paciente se sienta regresivo y puede ser humillante. Poco tiempo después de la prostatectomía, los hombres pueden inquietarse por "¿cuándo me van a retirar la sonda vesical y cuándo voy a dejar la incontinencia?". Algunos evitan el contacto social. Este alejamiento a menudo es interpretado erróneamente como una depresión mayor, aunque esta situación, en caso de no ser resuelta, puede llevar a ansiedad y depresión significativas. La terapia de apoyo y cognitiva conductual puede ayudar a un hombre a afrontar estos cambios en su estilo de vida. Es importante identificar las etiologías de la incontinencia y educar a los pacientes y a sus familias sobre este problema, para tratar de aliviar o reducir los síntomas. La incontinencia urinaria se puede reducir con reeducación de los músculos pélvicos, entrenamiento vesical, medicamentos anticolinérgicos e incluso con cirugía de esfínter artificial.

La fatiga es particularmente molesta para los hombres que han llevado una vida activa e independiente. Usualmente se presenta una mayor dependencia en la familia o los amigos, lo que les recuerda más el contraste con cómo eran antes del cáncer. Los síntomas presentes se pueden superponer con síndromes de fatiga, depresión y ansiedad, por lo que estas entidades se deben identificar lo más completamente posible, y diferenciar de las otras, ya que cada una requiere diferentes estrategias de tratamiento. La fatiga y la falta de motivación pueden ser causadas por la enfermedad, la terapia hormonal, los medicamentos para el dolor, los esteroides, la quimioterapia y otros factores. Ayudar a los pacientes a reorganizar su horario y a establecer objetivos y expectativas realistas puede determinar menos ansiedad: un psicoestimulante, tal como metilfenidato titulado, de 5 mg al día, en dos dosis divididas al comienzo del día, o modafinil titulado, de 50-100 mg al día, puede disminuir la fatiga, aumentar la motivación, incrementar el apetito, subir el ánimo del paciente y contrarrestar el efecto sedante de los opiáceos. Si está presente una depresión importante, se pueden utilizar antidepresivos activantes, como fluoxetina o bupropion.

En hombres, las oleadas de calor son ocasionadas por muchas de las terapias hormonales, incluyendo la orquiectomía. Los síntomas incluyen diaforesis, sensaciones de intenso calor y escalofríos, los cuales son similares a los síntomas que presentan las mujeres durante la menopausia. A veces la terapia hormonal se debe interrumpir, por la sudoración profusa y la incomodidad causada por las oleadas de calor, especialmente cuando interrumpen el sueño. Esto ha llevado a una estrategia de uso intermitente de hormonas, para disminuir la carga de efectos colaterales. Hay reportes anecdóticos y pequeños estudios, que sugieren que los antidepresivos --particularmente los inhibidores de la recaptación de serotonina (SSRI), como sertralina y paroxetina, o venlafaxina-- disminuyen la frecuencia e intensidad de las oleadas de calor (Barton y Loprinzi, 2004). No está claro si alivian la ansiedad de tener los síntomas de las oleadas de calor o si actúan de alguna manera que alivia los calores mismos. Los cambios en los hábitos que estimulan la aparición de las oleadas de calor, tales como la disminución del consumo de cafeína, alcohol y bebidas calientes, puede ser útil.

El dolor debido a metástasis óseas, con frecuencia es un síntoma de cáncer de próstata avanzado. Los hombres de edades mayores a menudo son renuentes a tomar medicamentos para el dolor o a ingerir las dosis adecuadas para que sean realmente útiles. No está claro hasta qué punto este comportamiento se relaciona con temor a efectos colaterales, tales como constipación y fatiga, o a una actitud machista, de sentirse en la obligación de soportar el dolor. El apoyo por parte del equipo médico, para el uso de medicamentos para el dolor, así como los esfuerzos vigilantes para disminuir o manejar los efectos secundarios, pueden facilitar una mejor calidad de vida.

Las molestias psicológicas que afectan la calidad de vida incluyen ansiedad y depresión. Después del tratamiento para el cáncer de próstata, o de una recurrencia, muchos hombres pueden volverse hipervigilantes de sus exámenes del PSA, y consideran que cualquier aumento en este equivale a la muerte. Esta ansiedad del PSA (Roth, 2003) puede llevar a síntomas de pánico e insomnio, que se alivian con educación, apoyo y medicación ansiolítica si se requiere. Roth y colaboradores (1998) encontraron que en una muestra de hombres con cáncer de próstata, en el Memorial Sloan-Kettering Cancer, 33% tenían ansiedad significativa, en tanto que la depresión estaba presente en cerca de 15% de ellos. Lofters (2002) encontró "PSA-itis" significativa en 15% de los hombres a quienes se les practicaban los exámenes de PSA. Conocer algunos de los temores de lo que puede significar para un hombre un PSA en aumento, mientras se reconoce cómo la constante preocupación por el futuro se contrapone con la razón del temor a perder la vida, ayuda a aliviar esta preocupación. Un nivel de PSA puede ser normal, aun en presencia de cáncer. No es específico para el cáncer, o sea, que puede haber resultados falsos positivos, como se ha observado en prostatitis, hipertrofia prostática benigna y con la manipulación de la próstata, como en el caso de las biopsias. Aunque hay diferentes métodos para este examen, en alguien todavía no diagnosticado con cáncer, en general una lectura de PSA menor de 4 se considera normal, 4-10 es cuestionable y mayor de 10 es alarmante para cáncer. Si el nivel baja a cero después de la prostatectomía, cualquier aumento es alarmante para la reaparición del cáncer. También hay falsos negativos con los exámenes de PSA, y disminuye el grado de certeza que pueden tener los hombres respecto de un examen en particular.

Manejo
La experiencia clínica ha encontrado que los hombres con cáncer de próstata responden a la educación y a la psicoterapia breve, que incluye terapias de soporte, cognitivo-conductuales y orientadas a la introspección. Hasta la fecha no hay estudios comparativos que observen la eficacia de las diferentes psicoterapias en esta población. Existen algunos resultados prometedores, de numerosas intervenciones educacionales, y cognitivo-conductuales menores. Inafortunadamente, algunos hombres son renuentes a participar en psicoterapia, en particular si nunca lo han hecho previamente (Nelson et al., 2005). A menudo los hombres son más abiertos a la psicoterapia si la esposa o pareja está presente. Esta es una buena oportunidad de trabajar en aspectos que se han vuelto problema para la pareja y el paciente individual. También hay grupos de apoyo, disponibles específicamente para hombres con cáncer de próstata.

En el momento en que la comunicación de una pareja necesita ser la mejor, es frecuente que, debido al estrés de la situación, sea la peor. Algunos hombres tienden a sentirse incómodos compartiendo sus sentimientos de sufrimiento. Necesitan ser vistos como el protector o el proveedor para la familia, aunque sea incompatible con su realidad presente o su deterioro físico. Se ha observado que las esposas sufren una ansiedad significativa al afrontar el cáncer de sus esposos (Kornblith, 1994). Los miembros de la familia con frecuencia están preocupados, al ver el sufrimiento y el dolor de su ser amado, pero a menudo se sienten impotentes para cambiar el curso de los hechos. Aunque no hay estudios de eficacia de la terapia de pareja en el cáncer de próstata, la experiencia clínica ha encontrado que la consejería a la pareja puede mejorar la capacidad de la misma para afrontar el cáncer. Los aspectos sexual y de relación son particularmente difíciles para los hombres que están solteros, viudos o divorciados, cuando se preguntan cómo y cuándo podrían tocar el tema de su cáncer de próstata o de sus dificultades sexuales en una cita. Algunos hombres evitan del todo tener citas amorosas. La psicoterapia para resolver estos temas, y quizá para prepararse para diferentes escenarios, puede ayudar a aliviar algunos de los temores que tienen estos hombres, aunque no hay estudios para confirmar esta observación clínica.

Cuando están presentes trastornos de depresión mayor o ansiedad, pueden ser efectivos los medicamentos psicotrópicos, los cuales deben ser utilizados de acuerdo con la regla general para pacientes geriátricos: iniciar con dosis bajas y continuar lentamente. Los SSRI son seguros y bien tolerados, y pueden aliviar los síntomas depresivos ocasionados por la terapia hormonal. Las benzodiazepinas y los neurolépticos atípicos son útiles en el tratamiento de los síntomas de ansiedad ocasionados por los agentes hormonales o los regímenes de corticosteroides. No hay estudios sobre la eficacia en el uso de antidepresivos, benzodiazepinas o neurolépticos, en hombres con cáncer de próstata. La mayoría de la información es anecdótica o de reporte de casos. Estos pacientes tienen mayor dificultad para tolerar medicamentos con efectos colaterales anticolinérgicos, debido a la retención urinaria. Los hombres más viejos pueden ser renuentes a tomar medicamentos adicionales, que no estén tratando su cáncer. Los SSRI, las benzodiazepinas y los neurolépticos no tienen interacciones importantes con la mayoría de agentes hormonales y quimioterapéuticos utilizados para tratar el cáncer de próstata. Los psicoestimulantes, si se toleran, pueden ser útiles para tratar en estos hombres la fatiga ocasionada por el tratamiento hormonal, la radioterapia, la quimioterapia, por otros medicamentos, como los opiáceos, o por el proceso de la enfermedad.

Resumen
El cáncer de próstata está afectando a una mayor proporción de la población masculina, en la medida en que los métodos de detección, particularmente los exámenes de PSA, están mejorando. La enfermedad y los tratamientos afectan la calidad de vida de los pacientes en múltiples esferas. Aspectos como la disfunción sexual, la incontinencia urinaria, los cambios intestinales, la fatiga, el dolor, las oleadas de calor, las modificaciones en la imagen corporal, los cambios forzados en los hábitos de vida y las afecciones psicológicas, son comunes. El marcador tumoral PSA, que se utiliza para hacer seguimiento de los resultados clínicos del tratamiento, puede ser una fuente significativa de ansiedad.

Es importante identificar y diferenciar entre las etiologías físicas y psicológicas del sufrimiento. Las intervenciones psicológicas y psiquiátricas pueden proporcionar disminución del sufrimiento y mejoría de la calidad de vida. Evitar estos temas lleva a mayor sufrimiento, afección psicológica importante y sentimientos de desesperación, aislamiento y desesperanza.

Los prestadores de atención médica deben tener un bajo umbral para la identificación de estos problemas y para la remisión a los profesionales de salud mental. El manejo de estas áreas debe incluir un espectro de intervenciones psicológicas y psiquiátricas: educación, apoyo, psicoterapia individual y grupal, tratamiento de pareja, terapia sexual, intervenciones conductuales y medicación psicotrópica. Estas remisiones deben facilitarse, aumentando el conocimiento del paciente, del equipo de oncología y de los profesionales de salud mental acerca de la enfermedad y de los factores estresantes específicos del tratamiento. El vínculo estrecho entre los urólogos, oncólogos de próstata, radiooncólogos, enfermeras oncológicas, psiquiatras y trabajadores sociales, permite una mejor transmisión de la información y referencias apropiadas, así como una mejor identificación de los síntomas, como físicos, psicológicos o ambos. Para los psiquiatras que tratan hombres con cáncer de próstata, es útil que estén familiarizados con el proceso patológico, los tratamientos utilizados para estos hombres y las implicaciones psicopatológicas de esta enfermedad. La familiaridad con estos temas a menudo amplía la alianza psicoterapéutica.

Bibliografía
American Cancer Society. Cancer Facts & Figures-2004.
Barton D., Loprinzi C. L. Making Sense of the Evidence Regarding Non Hormonal Treatments for Hot Flashes. Clin J Oncol Nurs 2003; 8: 39-42.
Cormier L., Valeri A., Azzouzi R., Fournier G., Cussenot O., Berthon P., Guillemin F., Mangin P. Worry and Attitude of Men in at-Risk Families for Prostate Cancer about Genetic Susceptibility and Genetic Testing. Prostate 2002, 1; 51 (4): 276-85.
Garnick M. B. The Dilemmas of Prostate Cancer. Sci Am 1994: 72-81.
Holzbeierlein J. M., McLaughlin M. D., Thrasher J. B. Complications of Androgen Deprivation Therapy for Prostate Cancer. Curr Opin Urol 2004; 14 (3): 177-83.
Kornblith A. B., Herr H. W., Ofman U. S., et al. Quality of Life of Patients with Prostate Cancer and their Spouses: The Value of a Database in Clinical Care. Cancer 1994; 73: 2791-2802.
Litwin M. S., Lubbock D. P., Henning J. M., et al. Differences in Urologist and Patient Assessments of Health Related Quality of Life in Men with Prostate Cancer: Results of the CaPSURE Database. J Urol 1998; 159: 1988-92.
Lofters A., Juffs H. G., Pond G. R., Tannock I. F. "PSA-itis": Knowledge of Serum Prostate Specific Antigen and Other Causes of Anxiety in Men with Metastatic Prostate Cancer, J Urol 2002; 168 (6): 2516-20.
Nelson C. J., Rosenfeld S., Roth A. J. Coping with your Diagnosis and Moving Forward, in American Cancer Society Health Promotions, American Cancer Society’s Complete Guide to Prostate Cancer. Bostwick D. G., Crawford E. D., Higano C. S., Roach M. (eds.), Atlanta, GA 2005: 81-88.
Penson D. F., Litwin M. S. Quality of Life after Treatment for Prostate Cancer. Curr Urol Rep 4: 185-95.
Pirl W. F., Siegel G. I., Goode M. J., Smith M. R. Depression in Men Receiving Androgen Deprivation Therapy for Prostate Cancer: A Pilot Study. Psycho-oncology 2002; 11: 518-23.
Roth A. J., Kornblith A. B., Batel-Copel L., Peabody E., Weingard K., Scher H. I., Holland J. C. Rapid Screening for Psychologic Distress in Men with Prostate Cancer: A Pilot Study. Cancer 1998; 82: 1904-8.
Roth A. J., Rosenfeld B., Kornblith A. B., et al. The Memorial Anxiety Scale for Prostate Cancer; Validation of a New Scale to Measure Anxiety in Men with Prostate Cancer. Cancer 2003; 97: 2910-2918.

Te podría interesar...

Lo más leído

Innovadora técnica con impresión 3D para reconstrucción de extremidades
Industria de tecnología médica

El hospital militar Burdenko en Moscú ha logrado desarrollar una tecnología en base a la i...

Sebastián López Bello - Periodista de El Hospital・Ene 31, 2023
Sonografía como técnica de proyección
Diagnóstico clínico

La sonografía se presenta como una alternativa valiosa para la proyección de imágenes comp...

Equipo Editorial El Hospital・Feb 23, 2023
Portada EH
Especialidades médicas

Los mejores Hospitales de Latino América, son reconocidos por su excelencia médica y tecno...

Jhon Bernal,periodista de El Hospital・Jun 2, 2023
Elementos de protección personal de salud y bioseguridad
Dotación e insumos médicos

Estos elementos, más allá de ser indispensables para cumplir la normatividad, protegen a l...

Diana Sofía Maldonado, periodista de El Hospital ・Feb 22, 2023

Notas recomendadas por el editor

27/07/2022

Nueva alianza B&A: Biomedicos Asociados LTDA

B&A Biomedicos Asociados LTDA, empresa establecida en Colombia desde 2004, tiene el gusto de presentar la nueva alianza creada con Amico Corporati

LEER MÁS »

27/07/2022

Humidificador electrónico Airvo 2

El Airvo 2 establece un nuevo estándar para la administración de la terapia de flujo nasal alto, proporcionando rendimiento y comodidad

LEER MÁS »

27/07/2022

Asuntos regulatorios en Colombia: ¡un paraíso!

Adicional al magnífico clima, naturaleza exuberante y la belleza de nuestra gente, Colombia ofrece ventajas altamente competitivas para las emp

LEER MÁS »